miércoles, 10 de diciembre de 2008

Momentos

Cuando los impulsos no son controlados, muchas veces se crea una extraña atmósfera de inseguridad, miedo, rabia, pena, vergüenza. Los pensamientos se vuelven turbios, atrapados en una maraña de posibles explicaciones sin sentido, se crea un vacío mental difícil de describir, se desvian los objetivos, el día siguiente todo es más complicado.

Es posible que las fracturas que se sufran en el momento sean irreparables, que los pensamientos respecto de algo o de alguien sean demolidos o al menos puestos en tela de juicio, que las expectativas o planes sean eliminados de cuajo, sin derecho a réplica. Es posible. Es posible.

La luz enceguecedora a veces se torna confusa, como si una gran polilla revoloteara alrededor de ella y produjera esos extraños pestañeos. Apena ver eso. Retroceder el tiempo es imposible, lo que se puede hacer es cambiarle la batería a ese mítico reloj de vida y esperar que no se detenga. Dicen que el tiempo cura todo. Dicen tantas cosas.

Todo por esos impulsos, esos locos e "incontrolables" impulsos. ¿Te ha pasado? ¿No? Suele pasar.

Sólo queda decir: "Perdón" y esperar el veredicto.

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